Devocional semanal 5-2-22 ¿Eres indiferente a la gracia de Dios?

Devocional semanal 5-2-22 ¿Eres indiferente a la gracia de Dios?

Leemos del segundo capítulo de la carta de Pablo a los Efesios, 8For by grace you have been saved through faith, and that not of yourselves; it is the gift of God, 9not of works, lest anyone should boast.” La palabra “para” apunta a lo que Pablo había escrito anteriormente y, por lo tanto, es la continuación de un mensaje más amplio. Este mensaje más amplio que se encuentra en al menos los versículos 1-10 de este capítulo habla de la obra de Dios en favor de los cristianos de Éfeso que estaban formalmente muertos hacia Dios. La gracia, identificada por el texto, es el favor inmerecido de Dios hacia el receptor; en esta circunstancia el receptor es el creyente(s) de Éfeso. La gracia que se les otorgaba no podía ser ganada, era (y es) el don de Dios. Las palabras “y es” se agregan porque este mismo favor inmerecido llega más allá de los creyentes efesios a todos los creyentes, incluyéndonos a ti y a mí.

La gracia de Dios trajo (trae) regeneración, justificación y santificación a todos los llamados eficazmente, los de Éfeso y todos los demás, de forma gratuita para el receptor, pero a un gran costo para Sí mismo. Esto se explica por las palabras de Jesús a Nicodemo, “14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. ” (Juan 3:14-17). Dios dio a Su hijo unigénito, Jesucristo, como el único pago aceptable por el pecado. Por lo tanto, no podemos ser indiferentes a la gracia de Dios. Debemos mantener el testimonio de la iglesia de Filadelfia (Apocalipsis 3:7-13), quien incluso bajo gran persecución permaneció fiel. Debemos luchar (con la ayuda de Dios) contra ser como los creyentes de la iglesia de Laodicea (Apocalipsis 3:14-19). No debemos permitirnos ser indiferentes a la gracia de Dios.

Dios nos ha llamado, nos ha regenerado, nos ha justificado y nos ha santificado (nos ha apartado) de una manera especial, pero la santificación progresiva es también nuestro trabajo. Considere lo que Arthur W. Pink compartió acerca de la santificación.  “No es como si pudiéramos cambiar nuestros propios corazones del amor del pecado al amor de Dios, ni siquiera cuando son cambiados para llevar adelante ese cambio a la perfección o la finalización. No, es sólo como somos habilitados desde lo Alto, porque de nosotros mismos no podemos hacer nada (Juan 13:5). Es “nuestro trabajo” cuando usamos diligentemente los medios designados y confiamos en Dios para hacerlos efectivos. Es la obra de Dios cuando el Espíritu emplea motivos poderosos para influenciarnos a la acción. Por ejemplo, Él nos impresiona con el hecho de que el ojo de Dios está siempre sobre nosotros, y esto nos hace caminar suavemente delante de Él. Él aplica a nuestros corazones las solemnes advertencias de las Escrituras, para que tengamos miedo de lucir con el pecado o prestar atención a los atractivos de Satanás. O de nuevo, Él llena el corazón con un sentido del amor eterno de Cristo por nosotros, para que los manantiales de gratitud se pongan en movimiento, y nos esforcemos por complacerlo y glorificarlo. Por diversas consideraciones, el Espíritu Santo incita al creyente a resistir el pecado y cultivar la santidad”.  (A.W. Rosa 1886-1952)

 

En su consideración, el Sr. Pink no sólo presenta la obra del Espíritu Santo en la santificación del cristiano, sino que alude a la participación del cristiano. La santificación sólo se realizará cuando él (o ella) que está siendo santificado responda positivamente a la obra del Espíritu Santo. La realización entonces de la santificación es tanto una obra Divina como una obra humana. Consideremos el costo pacientemente. La santificación del creyente es también una marca de su salvación. El cristiano ha sido llamado de las tinieblas espirituales, regenerado a la vida espiritual, apartado (santificado) del mundo en pensamiento, deseo y obra a la santidad. Si estas cosas no son  ciertas en la vida de uno, tal vez esa persona no esté verdaderamente viva espiritualmente.

 

Pablo diferencia entre el cristiano y el no cristiano de esta manera, 19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. 22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. 24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos” (Gálatas 5:19-24).

 

¿Dónde está tu corazón?  ¿Dónde está mi corazón?  ¿Eres, soy yo, indiferente a la gracia de Dios? Recuerda que Jesús dijo: 24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 25 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. 26 Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?  (Mateo 16:24-26).

 

Steve

 

 

Stevelampman.com

Poder Transformador; La obra de Dios en nombre del hombre

 

 

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