Devocional semanal 11-14-22 “¿Cómo oigo de Dios?”
Cada cristiano probablemente se ha preguntado en un momento u otro: “¿Cómo escucho de Dios?” La pregunta es natural porque queremos saber lo que Dios tiene reservado para nosotros, y estamos ansiosos por complacer a nuestro Padre celestial. La gama de respuestas, sin embargo, ha causado mucha confusión y controversia. Necesitamos ser bíblicos cuando respondemos a la pregunta ¿cómo puedo escuchar a Dios?The Bible tells us how we hear from God: “Long ago, at many times and in many ways, God spoke to our fathers by the prophets, but in these last days he has spoken to us by his Son, whom he appointed the heir of all things, through whom also he created the world” (Hebrews 1:1–2, ESV).
Antes de la encarnación de Dios el Hijo, Dios habló a través de los profetas. Escuchamos de Dios a través de hombres como Moisés, Isaías, Ezequiel, Miqueas, Malaquías y los otros profetas. Transmitían mensajes de Dios, y a menudo sus palabras eran escritas y preservadas para que siempre conociéramos Sus promesas, Su ley y Sus planes redentores.
Hubo momentos en que Dios habló directamente a la gente. Abraham y Josué, por ejemplo, conversaron con Dios directamente a veces (Génesis 12:1; 17:1; Josué 5:13–15). Otros, como Jacob, escucharon de Dios a través de sueños (Génesis 28:12-13). Ezequiel vio visiones (Ezequiel 1:1). Saulo comenzó a escuchar a Dios y habló por Él cuando “el Espíritu de Dios vino poderosamente sobre él” (1 Samuel 10:10).
Pero, en la mayoría de los casos, las personas no escuchaban a Dios directamente; más bien, eran responsables de leer la Palabra escrita de Dios o buscar el portavoz elegido de Dios. En al menos dos ocasiones, el rey Josafat pidió escuchar a un profeta de Dios (1 Reyes 22:7; 2 Reyes 3:11). Ben-Hadad, rey de Aram, procuró escuchar a Dios por medio del profeta Eliseo (2 Reyes 8:7–8). Isaías le dijo al pueblo de Judá que tenían la responsabilidad de “consultar la instrucción de Dios y el testimonio de advertencia” (Isaías 8:20); es decir, debían leer la Palabra escrita de Dios ya entregada a ellos.
Con el nacimiento de Jesús, las cosas cambiaron. Juan el Bautista fue el último de los profetas del Antiguo Testamento. A través del ministerio de Jesús, Dios nos habló directamente. las enseñanzas de Jesús en el Sermón del Monte, el Sermón de la Llanura y el Discurso del Monte de los Olivos; y Sus declaraciones de ser el Pan de Vida, la Vid Verdadera y el Buen Pastor son la revelación directa de Dios de quién es Él. Las palabras de Jesús “están llenas del Espíritu y de vida” (Juan 6:63).
El escritor de Hebreos dice: “En estos últimos días nos ha hablado por su Hijo”. Los “últimos días” son la dispensación actual: la era de la iglesia. Jesucristo fue el pináculo de la revelación de Dios; Él es la última palabra para nosotros. En la Biblia las palabras de Jesús están registradas para nosotros. Cuando Jesús ascendió de nuevo al cielo, dejó atrás apóstoles escogidos a dedo a quienes se les dio la tarea especial de registrar lo que Jesús había dicho y hecho. Bajo la inspiración del Espíritu Santo, estos hombres fueron autorizados por Dios para hablar y grabar las palabras de Dios a Su iglesia para que toda la iglesia pueda escuchar verdaderamente de Dios. Ahora escuchamos de Dios a través de Su Palabra escrita, que es la Biblia.
Así que, básicamente, escuchamos de Dios leyendo nuestras Biblias y escuchándolas predicadas.
Para muchas personas que quieren escuchar a Dios, escuchar: “Lee tu Biblia” no es muy satisfactorio. Desean una comunicación más “directa” y “personal”. Hay muchos problemas con tal deseo, comenzando con el hecho de que descuidar o rechazar la Biblia para buscar una palabra “nueva” de Dios es espiritualmente peligroso. Es arrogante que alguien piense que es tan especial como para recibir revelación directa de Dios, especialmente cuando Dios dijo en el primer siglo que Él ha hablado a través de Su Hijo, quien es “nombrado heredero de todas las cosas, y por medio de quien también hizo el universo” (Hebreos 1: 2). No podemos superar a Jesús. No hay apóstoles o profetas modernos que funcionen de la misma manera que los apóstoles y profetas bíblicos.
Dios habla a la gente hoy, pero los medios que usa siempre incluyen la Biblia. El Espíritu Santo mora en cada creyente y les da regalos como Él elige. A algunos se les dan dones para enseñar, corregir, amonestar y animar a otros cristianos. No se está dando una nueva revelación (ver Apocalipsis 22:18), pero Dios ha dotado a las personas en la iglesia para que puedan hablar en las vidas de otros cristianos. La exhortación y el ofrecimiento de consejos bíblicos son importantes dentro de la comunidad de creyentes.
La instrucción de un pastor de la Palabra de Dios es una forma en que escuchamos de Dios hoy. El consejo de un amigo, ligado a las Escrituras, es otra forma en que escuchamos de Dios. Una directiva emitida por una figura de autoridad ordenada por Dios es otra forma en que escuchamos de Dios.
Nunca debemos descuidar orar y meditar en la Palabra de Dios. Al meditar en un pasaje de las Escrituras, y oramos por la dirección y el entendimiento de Dios, escuchamos a Dios. Cuando nos alimentamos diariamente de la Biblia, el Espíritu Santo nos señala verdades que sabemos que son de Dios porque vienen directamente de Su Palabra. ¡Qué privilegio es tener la Palabra de Dios disponible para nosotros!
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